jueves, 25 de marzo de 2010

Bla, bla, bla...

Dicen que su papá apenas articulaba palabra con dos años (poco tendría que decir), y he de reconocer que llegué a pensar en que él también tardaría en soltarse, pero de la noche a la mañana, Pipo no para de hablar. Desde que a primera hora (o antes) te despierta con un "gu mónin", y hasta que se rinde a última hora (o más tarde) con un "a momí", es un auténtico torpedo verborréico que no se calla ni debajo del agua (literalmente). A veces habla con una claridad que sorprende, otras con una torpeza que te hace reír, y la mayoría con una gracia que me tiene enamorao.

Al margen de un vocabulario que parece crecer exponencialmente, me apasiona la entonación y el tono dulce con que habla. No sé si estoy pecando de padre primerizo, pero de verdad que si todos los nanos son tan simpáticos, ¡me rindo a la genialidad de la especie humana!.

Te dejo con un par de fotillos. ¡No me negarás que la de arriba no podría ilustrar la palabra "felicidad" en el Espasa!... Gracias por el "chupón", Ainhoa.

Con "Vivís" de paseo por el Vao

Con Periquita y una señora con gafas, en Portugal

Los dos tortolitos, aprendiendo de Fásica

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