Javier Sobrino Lago. Hijo de Patricia y Javierón. Nieto de Nuca, Eliseo, Juana y Bernardo. Biznieto de Eliseo. Sobrino de Turi, Marta, Seo, Tatiana, Liber, Rafa, Mario y Marta. Primo de David y Alejandra. Ayer estrenó todo ese árbol genealógico; hoy estrena blog.
Qué gusto dar la razón a quienes nos avisaban de que esto de convertirse en padres es lo mejor que te puede pasar. No es que lo dudáramos, pero nada como la propia experiencia para convertirnos nosotros en los que ahora podemos dar ese mismo consejo. Bueno, espero no tener que tragarme este comentario de aquí a unos meses, jeje... ¡Pero mira que carita de embobados que tenemos en esta foto de la izquierda!. Si es que...
La teórica salida de cuentas oscilaba entre el 18 y el 22 de enero. Reconozco que yo, padre de la criatura, desde que me enteré del embarazoestaba convencido de que sería el 22 –luna llena, ya sabes...–. De todas formas, no está mal un margen de error de apenas 8 horas en una predicción de 9 meses... Vale, llámalo suerte, llámalo bocadillo de alcriques...
A las 7:35 h del domingo, Patricia me espetó un "Javier, creo que nace hoy"; sin pánico, casi un simple comentario. Seguimos durmiendo. A media mañana nos fuímos al hospital para comprobar cuánto de razón tenía la madre. Nos mandaron volver a última hora de la tarde preparados para el parto. Fuímos sobre las 22:00 h, pero sólo para que ingresaran a Patricia para vigilar la evolución de las contracciones–cada 6 minutos por entonces–. Yo me fuí a "dormir" a casa.
A las 8:30 h del lunes ya estaba en la habitación. Apenas un ratito más tarde, un "recojan las cosas que nos vamos a la sala de dilatación". Uy, uy, uy... La cosa se ponía seria. Le colocaron los cintos, y a controlar las contracciones. En un par de horitas que pasé allí no sólo aprendí a interpretar los gráficos, sino también a adelantarme a las contracciones; que me das dos días y salgo dando conferencias.... En fin, que en un principio seguían cada 6-4-5 minutos, bastante irregulares, cuando lo suyo es que se repitan cada 2 minutitos antes de "ponerse a ello".
A eso de las 12:00 h le pusieron la epidural –"epi", como le llamó la anestesista–, y a partir de entonces, el dolor se diluyó. La cara de Patri apenas reflejaba las contracciones. Poco más tarde, le metieron no sé qué medicamento para acelerar las contracciones –me acordaré–, y en cuestión de minutos la cadencia ya había disminuido hasta los 2-3 minutos. Aún así, y en un alarde de cálculo exacto, la matrona calculó que nacería hacia última hora. Pffff!.
Salí a comer con la madre de Patricia sobre las 13:20 h –al De Tapa en Cepa, un acierto–, y para cuando volvimos, la cosa ya era casi inminente. Fuí a buscar a mi madre, que la pobre no aguantaba seguirlo desde casa, y al volver a las 15:30 h, la matrona me indicó que tenía que ayudar a empujar... ¡Joé, me lo dicen antes y no me lo creo!. "Le ayudas cada vez que llegue una contracción, que la cabeza ya asoma". La verdad, es que así contado es fuerte, pero resultó de lo más natural.
Hacia las 16:00 h me reprocharon no querer entrar en la sala de partos, como si fuera un pecado mortal, y castigado a esperar en el pasillo. Diez minutos más tarde, entré a preguntar cómo iba la cosa y me encontré con un "muy bien, ya nació. Lo están lavando". ¡Im-pre-sio-nan-te!.
Sobre las 16:30 h me dejaron entrar y lo ví por primera vez. "Muuuuuy fuerte", que diría la Muiña. Nació oficialmente a las 16:08 h con un peso de 3 kilos y 170 gramos... ¡a pesar de que el tocólogo y la matrona avisaron de que sería un niño pequeño!.
La primera foto que tengo es de las 16:47 h, ya en la habitación 212 del hospital. Cómo se emocionó Liber, y qué caras de orgullo los abuelos. La mía, imagino que sería un poema.
Para quienes no estéis familiarizados, los protas de las fotos, de arriba a abajo y de izquierda a derecha: 1.- Javier; 2.- Mami, Papi, Javier; 3.- Javier entre abuela Juani y abuela Nuca; 4.- Obvio; 5.- Abuelos Juani y Bernardo (+ el prota); 6.- Abuela Nuca con J; 7.- Liber con...; 8.- Con Rafa; Con Turi (recién llegado de Valladolid, cuasi volando).
Domingo, 27 de enero. Javier apenas lleva seis días respirando por sí mismo y hoy asiste a su primera comida familiar. La cita, en el Marítimo de Canido junto a sus abuelos Nuca y Eliseo, sus tíos Tatiana, Seo, Marta y Turi, su primo –y primer "mejor amigo"– David, y sus papis. El Señor –o Montesdeoca, o Santiago Pemán, o quien sea– nos preparó un día espectacular, la forma perfecta para comenzar a aprender cómo se disfruta la vida. El menú: cocido, precedido por pulpito, calamares, ensaladilla... acierto seguro –para el nené, Blemil Plus Forte 1, claro, que ya sería demasiada materia para el primer día de clase–.
Con Jane y Javier, titos y padrinos de su padre
"David, ¿cómo te ríes?... ¿y cómo te enfadas?"
