Estamos en diciembre, y eso en idioma niño significa Navidad. La iluminación de las calles, los escaparates, los Papa Noel suicidas en los balcones, los anuncios de juguetes,... Pipo lleva revolucionado ya unas semanas, tiene claros toooodos los regalitos que quiere pedir y cuáles son las instrucciones para que el viejo barbudo y panzón de pijama rojo cumpla con sus deseos (algunos). Hay una juguetería cerca de casa en la que tenemos que entrar cada vez que pasamos por delante ("sólo para mirar, Papi"), y las dependientas ya lo saludan cada vez con un "hasta mañana". Sólo por la cara de ilusión que pone paseando por su paraíso particular, merece la pena...
He de reconocer que el travesurómetro está en registros mínimos estas semanas, pero no sé si es porque realmente se está tranquilizando, o porque le ha quedado claro que los niños malos reciben carbón.
Arriba, manejo de excavadora en el parque del Areal (moooola).
Aquí, disfrutando de una soberbia puesta de sol a lomos de papuchi
Hablando de "sus cosas" con la Periquita en plena calle
Ligándose a la cuñadible, cosa que no parece convencer al suegrible
Domando el caballito del tío vivo (le gustó más el elefante)
Con el patín de papi paseando por Samil, antes de...
... dejárselo a Balalo, y después de...
...demostrar cómo domina el suyo
Sportacus Manostijeras
Esto es un árbol, y no los de Avatar
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